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Por no construirse la presa de La Parota, ciudades como Chilpancingo y Acapulco padecen falta de agua

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El hecho de que no se haya permitido la construcción de la presa de La Parota es lo que ha generado la escasez de agua en Acapulco y Chilpancingo, aseguró el líder de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, Evencio Romero Sotelo.

“Los culpables de la grave escasez del agua que se registra tanto en Acapulco como en Chilpancingo son el senador Félix Salgado Macedonio, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan y el dirigente del Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (CECOP), Marco Antonio Suástegui, porque se opusieron a la construcción de la hidroeléctrica La Parota, que habría abastecido del vital líquido a ambas ciudades”, dijo el líder campesino.

Aseguró que siendo presidente municipal de Acapulco, Félix Salgado Macedonio, le exigió a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) un “moche” de 10 millones de pesos para permitir la realización de la obra, pero como no le dieron el dinero simplemente les negó su aval.

Mencionó que desde hace 23 años en Guerrero se iba a construir la presa hidroeléctrica “La Parota”, después de que en 1975 la CFE llevó a cabo todo un estudio hidrológico del río Papagayo. En ese entonces, sólo con la realización de esta obra se generarían más de 10 mil empleos directos y cerca de 15 mil indirectos.

Agregó que dicha obra representaría un atractivo diferente al que tienen las playas de Acapulco y Guerrero en general, ya que serían 14 mil hectáreas llenas de agua en las cuales se podría haber hecho otra clase de turismo.

Insistió en que “por unos cuantos”, no se llevó a cabo esa obra, “si la presa se hubiera construido, en estos momentos no habría escasez de agua ni en Acapulco ni en Chilpancingo, porque de acuerdo al proyecto original, el embalse habría llegado hasta la comunidad de Dos Caminos, municipio de Chilpancingo, y habría sido agua barata, porque no se habría necesitado de bombeo para hacerla llegar”.

Evencio Romero comentó que en ese entonces los opositores “no llegaban ni al uno por ciento”, ya que del total de comuneros de los Bienes Comunales de Cacahuatepec son ocho mil 500 comuneros, “y quienes se oponían no llegaban ni a 100, aunque en las reuniones reunían a mil personas, ya que se llevaban a los maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación (Ceteg), a los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa y a Juan de la Chingada, quienes eran los que se confrontaban con los campesinos”.

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