Acapulco no sólo es la costera y Punta Diamante, reclaman damnificados
Tras el paso del huracán Otis, que dejó una afectación del 80 por ciento a la infraestructura hotelera, y sin luz, sin gasolina, sin internet, sin telefonía fija y celular a todos los acapulqueños, algunos damnificados reclamaron que los gobiernos de los tres niveles se centran en la atención a los daños que sufrieron los integrantes de la industria hotelera y restaurantera, cuando habitantes de colonias populares y comunidades se quedaron sin casa y sin alimentos y no los atienden.
En un recorrido que el equipo de este medio realizó en el puerto de Acapulco se pudo evidenciar parte de las dificultades que enfrentan los acapulqueños, quienes además le recordaron a los gobiernos de los tres niveles, que los más afectados son precisamente los habitantes de las colonias y comunidades, quienes se quedaron sin casa, sin agua, sin alimentos y a quienes no les ha llegado la anunciada ayuda con despensas, cobijas y colchonetas, ni se instalaron en sus cercanías comedores comunitarios.
Desde la salida de Chilpancingo a Acapulco, la circulación es lenta, el trayecto dura una hora 45 minutos más o menos, cuando por lo general el recorrido es en 1 hora 10 minutos, posteriormente llegamos a Metlapil, de ahí al Farallón, que fue el primer lugar que visitariamos, fueron casi 5 horas y media de trayecto.
A pesar de haber visto en redes sociales y en los noticieros televisivos lo que había provocado el huracán Otis en el puerto, en realidad, verlo es más impresionante.
El Boulevard de las Naciones era una de las imágenes más dolorosas, los hoteles completamente destruidos, el gobierno federal y el estatal informaron que el 80 por ciento de la infraestructura hotelera había resultado afectada. Grandes hoteles sin ventanales, sin muebles, descarapelados en sus fachadas, y no puedes evitar pensar en lo que vivieron los huéspedes durante el paso del huracán Otis, que alcanzó rachas de viento de 330 kilómetros por hora, y de manera histórica evolucionó de categoría 1 a categoría 5 en menos de 12 horas, siendo Acapulco el blanco de su furia.
Venía otra imagen tanbien fuerte, ver a niños, adolescentes, señoras y señores saqueando los centros comerciales y los negocios que se encontraron a su paso.
Es cierto que el huracán rompió ventanales y voló puertas, pero si eso no había sido suficiente, llegaron los actos de rapiña, carritos de los centros comerciales con viveres, si, pero también con vinos, licores, cervezas, almohadas, rejojes de pared, y en otros casos hasta pantallas, refrigeradores, estufas, tapetes, alfombras, motocicletas, juguetes, y demás artículos no considerados de primera necesidad.
Y hasta elementos de la Guardia Nacional llevando una pantalla hasta su cuartel, que se encuentra en esa misma avenida.
A lo lejos, era impresionante ver como los cerros que rodean el puerto estaban completamente “pelones”, el viento arrancó palmeras, árboles, y algunos de los que sobrevivieron, no tenían nada de follaje.
La circulación no era lenta en esa zona sólo por los postes, espectaculares, vidrios, árboles, palmeras y autos afectados, sino por la cantidad exagerada de personas que se encontraban realizando actos de rapiña y haciendo sus acumulados de artículos sobre las banquetas, pero también sobre la calle en espera de algún transporte para llevarse sus nuevas adquisiones.
Ante esos hechos, la inoperancia de las policías de los tres niveles de gobierno, porque no había quien pusisra orden en esa zona para evitar los saqueos, y una de las personas que reconoció que era un robo lo que hacían, también dijo molesto: “de todos modos, el gobierno no nos va a dar nada, ya no hay Fonden, nadie me va a dar para comprarme otra cama o una estufa como antes”.
La avenida Escénica casi intransitable, ahí no se veía que hubiera habido trabajo por parte de la CFE o los 400 militares que dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, que habían llegado a Acapulco para ayudar a los damnificados, Los vehículos avanzan en zig zag, de un lado te encontrabas con un poste, del otro un árbol caído sobre el asfalto o sobre algún auto, y en medio de esa via tremendas rocas.
La zona de la Condesa no tuvo mejor suerte, a través de las ventanas sin vidrios se podía apreciar el otro lado de la costera, algunos quedaron con apariencia de esqueletos, que no parece puedan ser reconstruidos en corto plazo, pero La Diana estaba ahí, estoica, testigo de las calamidades que le toca vivir al puerto.
Farallón no tenía muchas complicaciones de circulacion, pero Ruiz Cortinez si. Había postes de luz, lámparas solares, montones de basura, basadas caidas, portones y techos atravesados en la calle. En esa zona se encuentran el Hospital Del Imss y el Instituto Estatal de Cancerologia, ambos funcionando con plantas de luz de la Comisión Federal de Electricidad.
Ahí nos encontramos con Rosario Ramírez Paredes y Ana María Paredes Fragoso, de la colonia Y Griega, quienes contaron cómo fue que el viento se llevó el techo de su casa, y la lluvia las dejó sin muebles.
“Fue muy impresionante, el segundo piso de la casa tiene techo de lámina de asbesto y de metal, se azotaban, se escuchaba muy feo, y las columnas de la casa se movian, la ventana de mi ciarto se salió, se voló y además sentíamos mucha angustia”, dijeron.
A momentos dejaban de hablar por los recuerdos del mal momento vivido. “Mi casa no se puede habitar, al volar se el techo se mojó todo y se convirtió en una alberca, se mojaron los muebles, la ropa, todo, todo se mojó”.
Agradecieron que el primer nivel de esa vivienda está a salvo, pero no tienen manera tampoco de comprar despensa para hacer de comer porque la gente saqueo las tiendas y no hay qué comprar, y lamentaron que las autoridades no han recorrido esa zona para ayudar a los damnificados, “estamos abandonados, estamos llenos de escombros, de basura, el contenedor ya acumula casi una cuadra de desechos, árboles, láminas”.
Por esa razón pidieron a las autoridades “que tengan compasión de todos los afectados, Acapulco no sólo es la zona turística, Acapulco existe y estamos muchos aquí con mucha angustia, que abran los ojos y vengan a las colonias populares, que vengan y recorran esta avenida, que es una de las principales”.
En tanto, Sol Vázquez Abarca y Wendy Manrique, vecinas de la colonia Alta Progreso explicaron que los azoteas del fenómeno hidrometeorológico con los vientos más fuertes que ha vivido Acapulco, “nos espantamos demaciado, nadie durmió y los edificios se movian como si fuera un sismo, se hacían de lado, se rompieron ventanas, se metió mucha agua a los departamentos, todo se mojó y las viviendas se inundaron de manera terrible”.
Coincidieron en que las autoridades sólo se están centrando en la costera y Punta Diamante, pero en las colonias populares “no nos han apoyado con nada, no se han venido a parar y sí necesitamos ayuda porque todas las calles tienen ramas o postes o láminas tiradas y obstruyen el paso para que podamos salir a hacer compras”.